L.B.

Ayer tropecé con tu recuerdo. Azul. Ajado. Con sombrero y bastas largas. Silencio insondable. Instante a instante. Como un diagnóstico ilegible de esa piel Abril en que sostuve a ciegas tu mirada esquiva. Secretos cuasi inciertos perforaban tus sienes. Parecías demoliendo inviernos que acarrean sombras y querellas… Apurabas el paso partiéndole la razón al tiempo. Un velo particular cubría los ojos de tu cigarro. Húmedos intentos por voltearle el rostro al corazón. Parecías de cartón. Acompasando el cuerpo al vaivén del mar. Con rebotes indiferentes de esdrújulas y graves emprendiste la retirada cuarteándole la risa al calendario. Once días. Once sueños al Norte de tu adiós. A saltos. Ensombrecías imperturbable. De mentira. Como espuma roja.

Por un brazo a la razón. Por el centro aquella distancia de otoños interminables. Escribías entre líneas. Yo, sorda de huesos, salpiqué de nostalgia el espejo del sol. Y nos fuimos. Por caminos abiertos. Abrazos robados. De espaldas al tiempo, con sal en la mirada…

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