Antes hablábamos de la magia
Ahora eres partes de ella
No tengo preguntas
Sólo un apuro, muy humano por volverte a ver
Para ese entonces también seré parte de ésta
Lo único visible será el amor
Lo invisible el rubor en las mejillas
Coincidíamos en el color de la tarde
En la forma de las hojas de los árboles
En alas de Ángeles
Ahora que eres la tarde
Las hojas y los Ángeles
Solapo mi urgencia por abrazar nuestros encuentros
Con rubor en las mejillas.
Te escogí aquí
Sin más armas que el corazón
Eres el silencio, entre otras tantas cosas
A veces también el viento
Mejor así
Que entre la mugre de los porqués
Que entre los absurdos del tiempo
Aquí
En los reveses de mi risa
En lo incierto de este instante
Carentes de premura
Tiene que ser así
Y nos tenemos
Como si fuera un conjuro
Un acierto gramatical
once del once
Prepararse para el invierno
Con todos sus desencuentros
El azulejo de su mirada
Lo no dicho, lo mal dicho
Tu nombre acostumbrándose
A mis labios
A mis intentos
Prepararse para el invierno
Con sus ojos interminables
Recorriéndolo todo a nuestras espaldas
La carta sin manga
El día que no llegabas
Eso era todo.
Con todos sus desencuentros
El azulejo de su mirada
Lo no dicho, lo mal dicho
Tu nombre acostumbrándose
A mis labios
A mis intentos
Prepararse para el invierno
Con sus ojos interminables
Recorriéndolo todo a nuestras espaldas
La carta sin manga
El día que no llegabas
Eso era todo.
Abril 30
Cuando llueve
Yo vuelvo a verte
Más que una aparición real
Empiezas a existir detrás del telón
De esta gente
De este mar sin resolver
Y eres apenas algo, alguien que no recuerdo
Pero te siento
Inconforme
Como gotitas de rocío en la piel
Y es absurdo
Eres algo absurdo
Como este día de lluvia.
Yo vuelvo a verte
Más que una aparición real
Empiezas a existir detrás del telón
De esta gente
De este mar sin resolver
Y eres apenas algo, alguien que no recuerdo
Pero te siento
Inconforme
Como gotitas de rocío en la piel
Y es absurdo
Eres algo absurdo
Como este día de lluvia.
Fruto del amor entre mi piel y tus noches; también del insomnio y del café. De los desencuentros con la niñez y unas cuantas ausencias. Producto de la fiebre y el dolor articular por el que pende la vida en la adultez. Me habita tanto como yo habito en él. Aunque lo cierto es que a veces somos como un montón de extraños merodeando pasillos de un hospital. Hace las veces de espejo y de bruja. Hago las veces de andamio.
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